Si la estrategia era acallar el escandaloso escándalo del presidente del movimiento "Renacer con Papá", Oscar Ezequiel Rodríguez Cruz, acusado de narcotráfico, creo que a estas horas de la tarde del jueves 1 de diciembre se podría decir que la estrategia ha sido exitosa y logró con holgura su objetivo.
Las redes sociales y la prensa convencional y algunos contados programas de radio dotados de sus respectivas "bocinas" han comentado a la saciedad las declaraciones de ayer miércoles ante un grupo de militaresen retiro del ex presidente de Hipólito Mejía sobre la bondades del régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien gobernó con manu militari a la República Dominicana durante 30 años.
Mejía fue más lejos. Insinuó la posibilidad de implementar el servicio militar obligatorio mediante el cual Trujillo enajenó y militarizó a esta sociedad.
Pero fue más lejos aún. Declaró no ser patológicamente amante de la libertad, dando a entender que el país necesita un orden aunque eso implique el cese de los derechos civiles y restricciones a las libertades logradas a base de sangre, sudor y lágrimas a todo lo largo de nuestra vida republicana.
Apagó un fuego pero encendió otro que no se sabe cómo afectará las consecuencias de sus chispas su propia candidatura. Aunque es justo decir que a este pueblo le corre entre los tuétanos y las venas la devoción por el autoritarismo y la fuerza para ordenar su vida.
Lamentables declaraciones, esa es la verdad.
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