Con ”rolos” y pantalones tubitos...

Para nadie es un secreto que la mujer dominicana ha tenido una participación estelar en los momentos más decisivos y neurálgicos de nuestra historia republicana. No solo fueran trascendentales en su vida y accionar las Mujeres de La Patria sino que también están las que no sabían de estrellas en la frente pero de ovarios blindados, amor  y  mucha entrega.

Los libros están llenos de heroísmos anónimos. Por ejemplo, en  la Guerra Patria de Abril de 1965 se destacaron en la Zona Norte  las que ayudaron a  fabricar bombas caseras con botellas de ron, gasolina y trapos de cocina que estallaban luego en los costados de los gigantes tanques de guerra norteamericanos apostados en las esquinas “calientes”.

La fuerza del macho que exigía servilismo y obediencia ante las particulares circunstancias  también estuvo   presente. Por eso, también existieron  las que cocinaban para los comandos y las que llevaban, embutidas en pantalones tubitos y “rolos”, las cantinas de aluminio repletas de alimentos para los jefes más prestantes de la revuelta armada cívico militar.

Se destacaron también las guerreras. Las que impartían y recibían adiestramiento militar en  el antiguo Parque Ramfis, en tiempos en que el yodo y el rocío marino salpicaba a la breve ciudad de entonces.

Las que le gritaron “yankees go home”  en la  cara a las huestes de la 82 División, en plena Calle El Conde. Con la bandera por delante y el vestido negro como protesta.

Las que solo les motivó el amor de sus hijos y su gente y decidieron cargar con sus vástagos y lo puesto a buscar refugio en los campos y pueblos del país, lejos de los morteros que estallaban a sus pies o en los patios de tierra roja de Villa Consuelo, Villa Juana...

El chorrito de democracia que compartimos les debe mucho. Mujeres de fuego, canta Silvio, yo diría, mujeres del corazón más rojo y del amor más hermoso.