Claudio Acosta, amigo y colega me
dio a conocer las historias fantásticas de este señor canoso, de grandes gafas
de carey y expresión de no pisar la tierra cuando camina. Era el autor
norteamericano Ray Bradbury quien acaba de viajar a otro planeta menos
complicado que éste.
Lo primero que Claudio me dio a
leer fue Crónicas Marcianas. La traducción al español era muy sosa, sin firmeza pero Bradbury dejaba mostrar su genio y su
encanto, su talento para narrar sobre gente e historias de otro mundo sin que
yo dejara de apartar mi vista del libro. Es decir, tengo que reconocer que el
enganche fue fulminante. Nocaut desde el primer capítulo.
No soy crítico literario ni
pretendo serlo pero los cuentos de Bradbury
-todo depende de la traducción, destilan interés profundo por los grandes temas humanos: la guerra, la
muerte, el amor y la soledad del hombre ante las grandes incertidumbres. Existencialismo del Tercer Tipo.
Todo eso aliñado con historias
fantásticas tan reales como la vida misma. Todo en plan de pura cinematografía. Steven
Spielberg se hubiera dado banquete
llevando al cine uno de sus cuentos. No sé por qué no lo hizo.
Pero mejor así, otro monstruo del cine se hizo cargo de Fahrenheit 451, nada
y nada menos que Francois Truffaut.
Los dejo con un trozo
de Crónicas Marcianas
"He encontrado un motivo para luchar y
vivir. Eso me hace más peligroso. He encontrado algo que es para mí como
una religión. Como aprender a respirar otra vez. Sentir en la piel la
caricia del sol, dejar que el sol trabaje en uno, escuchar música, leer un
libro. ¿Qué me ofrece en cambio la civilización de usted?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario