Ya estamos acostumbrados a no sancionar lo mal hecho y mucho menos al infractor. Certificamos hace tiempo como bueno y válido existir en un país sin mayores consecuencias o ninguna para quienes violan las leyes, asesinan, atracan y roban al Estado con la mayor impunidad cuasi divina.
El negocio de "la política" es el único camino al éxito. La movilidad social mediante el ejercicio de carreras profesionales es un mito, una estafa más.
"Estudia mi hijo para que tengas un futuro" era una expresión secular, tan antigua como las tinajas y los ventorrillos, cuando el país era rural y las doñas compraban en "fantasías" sus tereques y accesorios de moda y nuestros abuelos y padres se esforzaban para que estudiáramos y fuéramos "hombres y mujeres de bien". El pudor y el decoro son ahora artículos de colección. Ni civismo ni nada, dame lo mío y deja eso así
Todo el mundo "se la busca". Lo que vale es escalar puestos y alturas para reproducir las nuevas impunidades y privilegios de turno, a costa de lo que sea. Si tienes que arrancarle un brazo de una mordida a tu madre, se lo arrancas, y se lo llevas en la boca al presidente o funcionario de turno. "Mire, mire , yo hago lo que sea por usted"
Incluso, hasta los robagallinas, los rateritos y arrancacadenas salen de la cárcel para servir a los criminales de cuello blanco. Antes , lo condenaban a 30 años , ahora lo utilizan para fines inconfesables.
¿Quién tiene la culpa de todo esto? Pues nadie, nosotros mismos. La historia republicana es tan humillante y heroica, tan dulce y estercolera, tanta raíz para que florezcan al final las peores de las malezas.
Ya no sé que más decir...
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