Se nos fue la decencia,
el pudor, las buenas maneras y el buen estar en nuestro querido país. Si, lo sé,
estoy escribiendo sobre esa cortesía burguesa, conservadora, asociada con “las
buenas costumbres” que de buenas solo tiene los beneficios que deja y las
costumbres de robarse o hacer lo mal hecho. Bien, pero en este momento hace
falta un mínimo de ética . Un chorrito de mirar las cosas desde fuera y empezar a tomar decisiones. Este país se nos
escurre de las manos, poco a poco, como cuando metes las manos en un rio y el
agua fría , los trocitos de rama, las piedras, se escurren y prefieren irse a
navegar a cauce abierto.
Todo lo burgués que
ustedes quieran, me da igual. A mí me criaron,
me educaron, me formaron con la educación propia de un país recién liberado de una dictadura como la de Trujillo.
Barbaridades como la letra entra con sangre y “los muchachos no hablan cuando
hablan los adultos”, Cosas así, de ese tono si se quiere de mode, luego me rebelé de alguna manera contra todo
eso. Ojo: la represión en nuestra educación sentimental, en nuestra
formación de cara la mundo, no es una solución, es una complicación y
hasta cierto punto una condena.
Sin embargo, ahora, en
la segunda década del Siglo XXI , en
plena “democracia”, en pleno “Estado de Derechos”, en plenas conquistas
sociales, políticas, culturales, etc., vivimos un verdadero estado de
putrefacción. La decencia brilla por su ausencia y en todos los órdenes prima
la mezquindad, el irrespeto, la irresponsabilidad y el desconcierto.
Todo está contaminado,
hasata el aire. Las fuerzas “progresistas”, léase de “izquierdas” son las más
podridas. Generan un discurso y en la práctica reproducen el sistema de
clientelismo, cooptación y desesperanza para los demás. Solo están listas a
generar dividendos a los bolsillos de sus dirigentes. No falta dar más
detalles. El que tenga más saliva, que coma más hojaldra.
Se nos fue la decencia.
Pensaba que a mi edad viviría otra cosa. Todo da igual, todo! Robar mentir,
calumniar y todo sigue como si fuera lo más normal del mundo. Y yo me siento
náufrago como el personaje de Tom Hanks que en un momento de desesperación se
paró frente al mar y gritó desde el fondo de sus intestinos su incapacidad de
estar SOLO EN UNA ISLA . Tampoco a nadie
le importa si soy náufrago o no. Gran vaina.
N
Quisiera ser más
optimista, en serio….pero no me sale
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