lunes, 25 de junio de 2012

LLegó el Cardenal y mandó a parar...




Llegó el Cardenal  y mandó a parar. La Zona Colonial como  posible Vaticano del Parque Independencia hasta la Calle Las Damas. Silencio monacal  y pax de inciensos y sotanas de dudoso pudor.  El colmado de Pablo convertido en confesionario de beatos y novicias.

El Bar Mi loca, la piedra de escándalo que ha originado esta locura de vociferar maldiciones y exigir el cierre de todos los locales de diversión en la Zona, no es el prototipo de bares que alberga el Casco Histórico de Santo Domingo.

Ni el Proud Mary (el Bar de María para los que pasamos de los 40)  y mucho menos el Mesón de Bari, lugar de encuentro de los “winners”. Las variantes son finitas pero válidas.

En todo caso, si el Bar Mi Loca no  cumple las leyes medioambientales, de orden público, de respeto al pudor y la tranquilidad de los residentes, si atenta contra la salud física y emocional de los vecinos, lo más lógico es que sea sometido a la regulación y , en su defecto, si no se ciñe a las reglas, proceder a  su clausura,  PERO NO TODOS LOS BARES DEBERÍAN  SER CERRADOS NI TODAS LAS PLAZAS PÚBLICAS SON ESPACIOS PARA LA ORGÍA Y EL DESENFRENO!!!

En todas las ciudades antiguas de todo el mundo existen reglas, normas, leyes, estatutos, bulas y  una dotación de recursos humanos entrenados en preservación de la paz y el orden público.

Las habichuelas se ablandan en todos lados. En Las Ramblas de Barcelona se escenifican situaciones indeseadas sin que las autoridades de esa ciudad decidan cerrar ese emblemático paseo al libre tránsito y al disfrute de los ciudadanos.  Prevención y orden, es todo. Voluntad política de legislar y ejecutar a favor de la ciudadanía.

Lo que no acaban de “entender” el Cardenal  y quienes quieren cerrar a cal y canto los espacios ciudadanos es que en la Zona Colonial existe una  vieja complicidad corrupta entre autoridades y algunos dueños de bares. Complicidad que todos conocen.  Mucho dinero rueda y mucha gente se beneficia de ambos bandos. En el medio de todo esto están los ciudadanos indefensos, a la buena de lo que sea, menos de Dios.

Las supuestas “Sodomas  y Gomorras”  no existen en la Zona Colonial, al menos, nunca me he topado con ninguna de las dos. Y si hacen “orgías” la harán dentro de sus casas a lo cual tienen pleno derecho. Mi cuerpo es mi medida.

Parque Duarte: territorio libre de súbditos
Me temo nuevas restricciones contra  los espacios públicos de la Zona, sobre todo,  Parque Duarte y sus cruces.  Punto de encuentro de mucha gente que comparte cervezas,  conversaciones, discusiones y respira  libertad  en una ciudad infectada de yipetas, elevados, avenidas no aptas para caminar y mucha inseguridad ciudadana. Vivimos todos enrejados en nuestra particular "jaula de oro" . Paranoia insular.  Si fuera por ellos, cerrarían la Zona.

Nos falta mucho para parecernos a La Vieja Habana o el Viejo San Juan. 

Me temo otra ronda de policías vestidos de civil  prestos a  impedir  accesos a los que visten “raro”, a los que del mismo sexo osen besarse o muestren algún gesto de cariño o simplemente escojan un banco para conversar.

Dentro de pocos  años, el clúster empresarial extranjero y nacional invertirá millones de dólares en la Zona Colonial destinados a construir marinas, restaurantes de lujos y paseos marítimos de altos vuelos.

Para ese entonces, cuando los sueños de grandeza y voracidad  del empresariado se hagan realidad, los ciudadanos y ciudadanas no tendremos accesos a sus privilegios, al menos que alguna vez la ciudadanía no siga siendo  en este país, insumo para masturbaciones intelectuales de la “sociedad civil” que cobra en dólares.

 Al Parque Duarte lo convertirán en un bulevar de bares  top ten solo abiertos para quienes puedan gastar con una tarjeta Gold American Express y vestir de guayaberas de lino y sombreros caros de esos que solo se ven en las revistas sociales.

Eso es lo que viene.  Y ya  están preparando el terreno.
Llegó el C




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