jueves, 26 de enero de 2012

Duarte con París...






La Duarte con París:  intersección de dos importantes vías comerciales del Distrito  Nacional. Famosa por sus tiendas a bajos precios, vendedores ambulantes, mercaditos a orillas de las aceras, carteristas y  trabajador@s sexuales.

La avenida Duarte: “Una de las principales arterias comerciales de Santo Domingo”: La frase anterior era un cliché que rodaba  estrujado y de mano en mano en las redacciones de los periódicos a la hora de hacer reportajes sobre  Días de Las Madres, San Valentín, Navidad o Reyes.

Puente Duarte: Viejo eslabón entre el oriente y el occidente del Gran Santo Domingo. Allí se detuvo a las fuerzas wessinistas en 1965.

Parque Duarte: Único y brevísimo espacio de pírricas libertades de la Zona Colonial. Coronado al centro con una estatua del Patricio Juan Pablo Duarte a quien en días como hoy les ofrendan  coronas de flores y   tropas escolares les cantan himnos y les rinden tributo a su sacrificada vida de Fundador de la República.

Y así, en  la ciudad, en  el país y en  las ciudades del exterior donde viven dominican@s existen cientos de plazas, parques, escuelas, bustos y calles con el nombre de Juan Pablo Duarte.

Pero  Duarte y su obra solo se recuerdan a través de espacios  y obras materiales. Cosas Huecas y Utilitarias.

Solo sirven para vivir la rutina de todos los días. Están carentes de esencia, de ser, de sustancia patriótica y del significado real de por qué y qué hizo el hijo de Manuela Diez por liberarnos de nuestros vecinos orientales.

En realidad, no lo conocemos ni nos importa. Nos enseñaron a olvidarlo y a búrlanos de su mirada ingenua, de su porte de caballero del siglo xix. Nos enseñaron a no recitar sus frases “sed justos lo primero, si queréis ser felices”, “dulce  y decoroso es morir por la patria”.

Nos enseñaron que era un cobarde, que debió pelear, que Santana era demasiado “hombre” para él.
Ha pasado más de un siglo de su obra y para nosotros  este señor de canas respetables, todavía no sigue existiendo.
Solo lo salva cada 26 de enero. Es invisible. Tan invisible que solo sirve para ganar elecciones a su nombre cuando hace falta  y, así, seguir robando, saqueando las arcas en nombre de…Duarte, de la Patria. Se llenan la boca todos los días en nombre de la Patria, la Puta Patria que se deja singar sin condón y sin lubricante. La Puta Patria que pare ladrones y corruptos al por mayor y al detalle.

Duarte  en su eterno busto de Duarte gris y melancólico en el Instituto Duartiano, otro museo para morir.
Oh Duarte, estamos enfermos...!!!


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