martes, 29 de mayo de 2012

Siquitrille, siquitrille...






El verbo  siquitrillar significa en Venezuela y Cuba algo así como expropiar o destruir  moralmente  a una persona.

El siquitrille es también sinónimo del “huesito de la contetura”, ese que está al final donde la espalda pierde su nombre. La rabándola.  Una patada en ese lugar tiene como resultado la expresión muy conocida en la región caribeña de que “le rompieron el siquitrille”.

Ambas expresiones al parecer le vienen como anillo al dedo al presidente del  Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas Maldonado, quien enfrenta una situación personal y política bastante delicada dentro de su partido,  una situación de final de los tiempos, de fin de mundo, de gallera a tiros y sangre en la arena.

El PRD y su  denominado “Judas Iscariote” enfrentan el desmadre. De nuevo la división, ¿signos de salud democrática o desorden “secular” de esa antiquísima organización política?

Leonel Fernández ha comido con su dama y todo por culpa de todos, incluido yo. MVM se creyó el cuento de que iba a ser presidente y Fernández lo envolvió en una corbata azul  y el nudo de corbata lo estrangulará del tirón.

Angelita de Vargas, su mujer, quinta columna en Twitter no acaba de darse de cuenta de que cada vez que vierte una declaración pública en contra del “líder de la oposición”, Hipólito Mejía, la patada por el siquitrille, por el culo, destinada a su marido, está cada vez más cerca de su rabándola.

Otra cosa cierta es que el PRD envejece y a  MVM, si lo expulsan,  acabará de enterrar a ese partido. Misión cumplida, ingeniero. La Era del Partido Único ha llegado.

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