sábado, 14 de julio de 2012

Al lado del camino

Camino a Postrer Río. – Al lado del camino, allá en las provincias del Suroeste del país, crecen los cambronales y las guazábaras y del suelo florecen las piedras secas y de los caminos polvorientes salen como fantasmas los hombres olvidados de todo.
 Las vacas y sus becerros, los chivos y hasta iguanas cruzan de un lado a otro de la carretera como los verdaderos dueños y señores del lugar. Todo parece estar aliñado por grandes bocanadas de aire caliente. La vida es un horno negro pero la gente sonríe.

Nada de lo que observas te pertenece ni tampoco te importa mucho. Tú sigues amarrado a tu cinturón de seguridad. Tu urbana botellita de agua te refresca el camino. El aire acondicionado sigue acariciándote la cara mientras fuera las grandes bocanadas de aire caliente taladran el aire y las cosas se tornan brumosas y calinas. Treinta grados celsius marca el panel.

Sin embargo, te quejas de tu mala suerte, de tu “privilegiada” condición de hombre de ciudad tan bien acostumbrado a tu pequeño mundo conectado.

Pero solo eres exactamente eso: un homus conectivis, tan solitario y olvidado del mundo como las iguanas, los fantasmas vestidos de hombres, las vacas y los chivos de este lejano , misterioso pero hermoso Sur Profundo de la República Dominicana que ahora visitó por primera vez.

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